viernes, 9 de enero de 2015

La gotita




Que sensación tan rara entrar acompañada por tu amante en una tienda de material de construcción a comprar unas piezas para el grifo que gotea, y en uno de los pasillos, encontrarte de frente a un ex amante.

Saludarlo con tu cara más neutra, como si jamás de los jamases hubiera estado desnudo entre tus piernas y pretender pasar rápido por su lado, antes que alguno de esos dioses que condenan las actividades sexuales, se de cuenta de que eres una mujer inmoral que se ha estado acostando con gente. 

Mirar hacia el techo de reojo, por si se abre una ventana mágica divina y algún ojo incrustado en un polígono cualquiera , detecta con sus super poderes que en este momento estás en un pasillo rodeada por dos hombres con los que previamente has compartido la alcoba, a menos de setenta centímetros, cada uno por un lado, y ninguno es tu marido.

Después, asustarte pensando que se puede mosquear y tal vez te mande un ángel con una trompeta para que te toque el jazz de las putas a todo volumen en medio de toda aquella gente, o un rayo vengador, o un diluvio o algo peor.

A pesar de todo, intentar ser cordialmente eficaz, y sin entusiasmos ni desprecios, saludar correctamente al ex. Enseguida, sin desmayarte, ver que se dan la mano y hablan como si se conociesen. Con la boca seca, constatar que sí, que se conocen y que se ponen a charlar como dos imbéciles hasta que el actual mira tu cara y lee la realidad en tus ojos.

Es hora de demostrar que tienes aplomo, y decides sonreír con todos los dientes y decir con una voz muy rara venga vamos, que el grifo está goteando.

Entrar en pánico al comprender que los dos llevan lo del grifo goteando por otro lado, no como una simple enunciación de un hecho real, del que al menos uno de esos dos infelices tiene constancia absoluta, sino como una metáfora.

Mujeres goteando son mucho más atractivas que grifos goteando, de toda la vida se sabe eso y esos dos saben muy bien como funcionan tus cañerías.

Y entonces, dejarlos a los dos parados como dos estatuas mientras te alejas caminando con la risa del pecado iluminando cada paso que das.

Cada diente y cada gotita.

Digo yo que debe ser horrible una situación así
No que a mí me haya pasado.
Jamás.
Ni parecido.
Los grifos de mi casa están perfectos.


AUTORA: Isabel Salas


10 comentarios:

  1. Acaba goteando el lector, enhorabuena. Saludos.

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  2. Qué situación tan cotidiana; os recomiendo, entonces que escuchéis la canción Elderly Woman Behind The Counter In A Small Town. Habla, precisamente de eso. Gran entrada, señores: les emplazo a que se pasen, si quieren, por mi última entrada, en la que hablo de los sucesos de París y de un libro que a ustedes les puede gustar.

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    1. Gracias Alex, cosas de todos los días también inspiran.
      Lo de Paris va a ser el detonante de muchos cambios.
      Saludos

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  3. Estupendo relato, "destila" frescura y espontaneidad por cada letra. Me encantó :)

    Un saludo!!

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  4. Bueno es poco; me encantó!!! Felicidades, un gran texto!

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    1. Muchísimas gracias Diana, me alegra que te haya gustado,
      Abrazos

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  5. Muy bueno. Un ritmo perfecto y embaucador. Enhorabuena!

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