viernes, 28 de noviembre de 2014

Ausencia


Camino y descamino cabizbajo
Ando y desando deseando
deseando no encontrarte
rezando no toparme con tus pechos

Me asalta sin previo aviso tu recuerdo
Redescubro en  nuestro último encuentro
tu insistencia en la sentencia
la puñetera condena de tu ausencia

Tu última imagen me habla tumbada
desnuda y húmeda
despeinada
despiadada

Sacudo la cabeza con fuerza inusitada
noto como se resienten las cervicales
imposible la negación de tu última frase:
--Ya no me sirves, ya no me vales

Aún así sigues ahí
no estas y te veo
no estas y te huelo
vuelo…

Vuelo entre nubes rosas y pardas
y no paras de aparecer para joder el sueño
para joderme en sueños

Canto esa canción que siempre tarareabas
de la que no conozco las notas ni la letra
canto y no me oigo
te oigo
tengo tu mismo timbre
tu tono y acento

Me mareo y casi pierdo el sentido
me doy cuenta una vez más
de que ha vencido de nuevo
otra batalla ganada por tu recuerdo
una muesca más en la fría culata
del revolver de tu indiferencia

Mis ojos pierden toda su función
si no es a ti a quien miran
mi nariz no atiende a razón
si no es tu aroma el que aspira


Mis oídos huyen hacía la fantasía
Me giro inquieto y tenso
no hay nadie a mi alrededor
y aún así me susurras:
-- Desabrocha mi amor

Mi saliva se espesa y espera
Mis manos
mis dedos
y el resto de esta asquerosa piel que me cubre
te añora
te teme
te sufre

Levanto la cabeza y miro el reloj de la Avenida
28º centígrados
¿Cómo puede ser que tenga tanto frío?
Será frío de no tenerte
de que no me abraces
de que no me abrases.


AUTOR: Juanje Frayfregona

jueves, 27 de noviembre de 2014

Tú, sólo tú, frente a tu destino



El camino se hace corto sabiendo donde vas a pasar tus días de tranquilidad, de paz, de sacrificio personal, de entrega a la...


El "BUS" te deja a escasos 5 kilómetros del lugar; hay que andar por un camino de tierra que serpentea entre árboles, naranjos, cipreses y un cielo azul.

Cargado con una pequeña maleta de madera forrada de tela y un bastón, comienza una caminata llena de esperanzas e ilusiones, de sueños que se van a hacer realidad.

Hay un silencio en el entorno que te hace pensar, te adentras poco a poco hacia un mundo muy distinto al que estás acostumbrado, al cotidiano.

Dejas detrás de Ti a unas gentes que disfrutan de sus fiestas, gentes que te conocen y que ignoran el camino que has tomado voluntariamente, por decisión propia y meditada de años.

Sigues caminando y escuchas algo que te hace agudizar el oído, suena cerca de Tí, aunque te quedan muchos pasos por dar para poder saber que será algo cotidiano en tu nueva vida.

El lugar comienza a ser misterioso, se alzan grandes y puntiagudos cipreses a ambos lados del camino que te conduce a lo que buscabas y que, con un poco de claridad, se deja ver al otro lado de la montaña; es un lugar inmensamente hermoso y tranquilo. Un puente de piedra tendrás que cruzar para llegar a tu destino.

Caminas y notas un frío que se puede soportar; una suave brisa recorre el camino, el cielo ha cambiado, hay nubes que aparecen, unas nubes bajas que envuelven el lugar haciéndolo misterioso, sereno, tranquilo, lleno de paz y de armonía con el entorno.

Aquello que has visto entre cipreses deja de estar, una niebla lo envuelve de tal forma que casi no lo ves, escuchas el leve sonido de una campana en la lejanía, que te anuncia la presencia de tu destino.

Es medio día, la campana replica varias veces hasta que su sonido se silencia, nada se escucha, todo está en silencio; el eco de tus pasos es el único sonido en el lugar...

El silencio te hace parar, notas la presencia de algo sobrenatural que te rodea, no sabes aún lo que es, pero sabes que es bueno, que es lo que buscas.

La niebla abre un hueco entre los cipreses y descubres un impresionante valle donde un puente se deja ver grande y majestuoso. Un cartel te indica que quedan escasos 700 metros para llegar a tu destino.

Tu corazón comienza a latir rápidamente, ¡estás cerca!, lo presientes, queda menos camino por recorrer y tus pasos se hacen cortos y ligeros; te tiemblan las piernas, un frío recorre todo tu cuerpo, tiemblas de emoción, tiemblas de alegría pues sabes que el destino está cerca.

Cuatro curvas quedan para llegar al principio del puente; es elevado, majestuoso, algo estrecho, pero firme, seguro, bien construido, sin grietas que te haga pensar en que se va a desmoronar a tu paso.

Has llegado al puente y frente a Tí, al otro lado, tu ansiado y soñado destino. 

Sólo queda soltar un suspiro, respirar profundamente y contemplar lo que has venido a buscar.

Todo está en silencio, no se escucha ni el trinar de los pájaros, ¡nada!, todo es silencio, ni el ruido del aire perturba tu momento, ese momento tan esperado, tan deseado.

Un majestuoso puente te separa de tu cotidiana vida a tu destino; sólo tú, y frente a ti, tu destino.

Con un fuerte palpitar en tu corazón, comienzas a cruzar el puente, caminas con paso firme pero sereno, no hay prisa por cruzarlo, no hay prisa por llegar, no hay vuelta atrás, es lo que quieres y ya nada ni nadie te hará cambiar tu pensar.

Una mirada atrás, una lágrima que se cae, lágrima de alegría y de tristeza a la vez, pues sabes que dejas mucho atrás, pero tu corazón te dice que sigas, y ves que aquello que parecía pequeño en la lejanía se abre para Tí, es tu destino, es tu voluntad y decisión convertida en obediencia a la llamada del Altísimo.

El lugar es sobrio, austero, pero lleno de paz; un banco de piedra te invita a sentarte por unos momentos y pensar; una fuente de aguas cristalinas, silenciosa, te invita a beber de ella; unos cipreses te invitan a que mires, como ellos, al cielo; una cadena cuelga de la pared del muro, junto a una pequeña puerta de madera de ciprés.

Te paras, miras a tu entorno, gravas en tu retina lo que ves, lo que miras; coges aire y tomando la cadena con la mano tiras de ella fuerte pero a la vez suavemente mientras sueltas un suspiro lleno de emoción y de alegría hasta que escuchas sonar una campanilla al otro lado del muro. 

En pocos minutos se escuchan los pasos lentos pero seguros de alguien que se acerca a la puerta, es el Hermano Portero, uno de los Monjes encargado de recibirte. 

Se abre esa puerta de madera de ciprés, te saluda el Monje de larga barba blanca y cabeza rapada; con una sonrisa llena de ternura te invita a entrar, y tú, con una rápida mirada a tu entorno y recordando lo vivido, dices dentro de ti: ¡Adiós al mundo! y cruzando la puerta, cierras esa etapa de tu vida que jamás volverás a vivir. 

¡Estás dentro, es lo que querías, tu sueño, tu vocación a la vida contemplativa se hace realidad, comienzas tu nueva VIDA, el Altísimo te ayuda, lo sabes, lo aceptas!

En recuerdo al Monje Cartujo, "Dom B. R." que me relató el primer día de su "historia" en la Cartuja de Porta-Coeli (Valencia), en Abril de 1977.


AUTOR: Javier María Martí Martínez

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Simple y llana


¿Por qué no te miro a los ojos?
La razón es simple y llana

La primera vez en el Bar de los sábados
reunión de afectos y camaradería
comunión entre vapores etílicos
Saludo a todos y esquivo tu mirada

La última en el Paseo Marítimo
ocho personas sentadas en un banco para cuatro
la arena en llamas mientras el helado de chocolate
desciende tibio y caprichoso por las mangas
Saludo a todos y esquivo tu mirada

La razón es simple y llana
no te miro a los ojos para que no Me Veas

Cuando nos presentaron adiviné en tus manos
la llave de todas mis puertas
el camino para poseer
incluso
lo extra comercium de mis entrañas

La razón es simple y llana
lo mío es puro canguelo y cobardía

Uno tiene la mirada de la familia y de los amigos
ojos que se van perdiendo
quedando por los  caminos
en recovecos
como ecos

En las esquinas del itinerario sin retorno
se asoman multitud de caras sin nombre
De magníficos árboles robustos y secos
penden suspendidos nombres sin cara
TODO enredado en telarañas de olvido

La razón es simple y llana
No te miro para no tenerte
para que no me tengas

No te miro para no perderte
para que no me pierdas

No te miro porque me ciegas
y me resisto a caer como Ícaro desplumado 

No te miro porque me abruma y me hiere lo que me atraes
porque  me provocas vergonzosos espasmos musculares 
porque me hunde no ser Christián y en cambio sí Cyrano  

No te miro porque entre tú y yo hay un abismo insalvable
de necesidades
de osadías
de alivios
de coraje

Al final de las miradas cruzadas
furtivas o sostenidas con el rabillo
incómodas y dulces al mismo tiempo
como al final del juego
solo un juego de palabras…

La promesa es volver algún día al principio
La promesa es mirarte y dejar que me mires
aunque me queme el frío

La promesa es regalarte mis ojos
la llave de todas mis puertas.


AUTOR: Juanje Frayfregona

martes, 25 de noviembre de 2014

A mi Catedral


Mi Catedral se encuentra vacía,
Porque yo no he ido a rezarle.
Ni de flores un ramo a llevarle,
He podido siquiera un día.

Por sus hermosos vitrales
Las gotas de rocío escurren.
Mis ausencias a diario incurren
Y sus días se tornan fatales.

Ella canta sus coros celestes
Por mí, buscando la lejanía.
Al escucharlos, extraño su cercanía.
Palomas mensajeras tiene por huestes.

¡Trabajo! ¡Es mi constante bagaje!
¡Es ese, mi deber cumplido…!
¡Es esa la razón de que me haya ido…!
¡No es por gusto que esté de viaje!

A diario extraño sus ecos,
La sabiduría de su misa.
Por volver a ella tengo prisa.
Su ausencia en mi alma hace huecos

¡Al volver a ti mi bella amada
Besaré con fervor tus rincones!
¡Oirás de mis labios mis oraciones!
¡Y sabrás que no has sido olvidada!

Le gusta recibirme a puertas abiertas
Y rodearme con sus retablos.
Ataviada con sus rosarios,
¡Sin sermones en lenguas muertas!

Apresuro mis pasos para encontrarte.
¡Hoy puedo volver! ¡Es el día!
¡Catedral Hermosa, amada mía!
¡Hoy vuelvo con devoción a adorarte!! 


AUTOR: Carlos A. Suárez G.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Ágape


Hay un beso que se perfila en la piel,
esa tierra fértil.
Puede la ceniza ser el alimento, llueves.
Algo emerge, verde de intenso.

Aun cuando la palabra explote en tus manos,
ella renace, es:

Fin y principio.
Es más que los labios prófugos del andariego
en busca del beso furtivo;
o ese puente lejano sobre el cual tiendes
tus anhelos.
Es el hogar,
la caricia extasiada del primer amor.

Habita en el bosque,
en la primera mirada,
es la luz que se desliza tras las montañas
en las primeras horas de cada día.
Su símbolo es una espiral,
fuerza inacabable,
la determinación
de la memoria escrita en el deseo,
esa sed primigenia.



AUTORA: Karol A.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Como letras aún no escritas


Atrás quedaron los destinos
Heridos o muertos, pero remotos
Saciados de verse tan lejanos
Cumplidas las normas de los caminos

Atrás quedó el futuro
Propio o ajeno, pero distante
Culminar deltas desbordados
Viendo pasar orillas de usuro

Y más atrás quedó la muerte
Del alma, del amor, pero abatida
Irrigadas como campos de batalla
Donde los cascos aún son recientes

Y delante tengo mi pasado
Sincero o cruel, pero admirable
Como letras aún no escritas
Pero que en la carne han cicatrizado





Sergio Suárez Hernández

jueves, 20 de noviembre de 2014

Despertar



Vuelva de la tumba a atormentar

Damián el durmiente
obligue de nuevo a cavar
y sangrar sobre la fosa herida

Supuren las llagas
lloren las madres
lluevan miembros descuartizados
galones de fuel
tarjetas Visa
sonajeros de mierda
pañales de espinas



Caven siete querubines la sepultura
mientras juegan al Fuegos Reunidos

Defiéndase de la esperanza de vida lunar
y de la familia sin sangre
únicamente con el hambre desnuda
del hombre desnudo

Me toco el vientre
ya no siento las mariposas

En algún lugar de la Gran Bola de Nieve
deben de haberse desprendido 
muchos copos de un tajo

Se me alivia el peso en la espalda 
mientras se hace más monumental 
LA ESPADA.


AUTOR: Juanje Frayfregona

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Los ojos del que mira



La pequeña Rhania vivía complacida, mirándose a diario en las cristalinas aguas de su bello estanque, donde acudía para ver como aumentaba, día tras día, su hermosura, en aquel incomparable jardín que su padre había construido sólo para ella.


La pequeña Rhania maldecía los días de lluvia, en los que no podía admirar su ingente belleza. Donde las gotas de lluvia creaban círculos concéntricos emborronando su hermoso rostro, convirtiendo sus días perfectos en amargura desolada por no poder complacer su obsesiva deleitación de admirarse. Esos días en los que obligaba duramente a sus doncellas a sacar lustre a los azulejos de su imperial cuarto de baño, para poder admirar su esbelta figura, saciando así su sed diaria de complacencia.

La pequeña Rhania vivía en un enorme y majestuoso palacio, donde tras sus muros su padre había creado un mundo aparte del real, un mundo donde ella era la princesa. Un especial lugar donde Rhania había manifestado una compulsiva obsesión de si misma, y donde no cabían más problemas que una estúpida lluvia que la impedía regodearse con el hermoso reflejo de su belleza.

La pequeña Rhania comprendió, un día de sol radiante, tras bajar presurosa a encontrase con su idolatrada fuente de ego, que no estaba sola. Los altos muros de su palacio habían sido traspasados por un muchacho, de tez morena y largos cabellos, que descansaba ahora sobre la negra piedra que su padre trajera desde muy lejos dominando, majestuosamente y en solitario, el centro de su hermoso jardín. Donde, reposadamente, el joven leía un antiguo manuscrito bajo el sol de aquel placido día.

-¿Quién eres y qué haces aquí?-, preguntó, con su imperativo hilo de voz.

- Soy Ratán, ¿y tú? – contestó, sin más distracción que la de pasar la siguiente hoja.

-Yo soy la dueña de este Palacio, y tú no puedes estar aquí. – dijo, verdaderamente enfadada.

-¿Qué tienes en las manos?- preguntó, extrañada y bajando ligeramente el tono.


La curiosidad de conocer el objeto que tan absorto tenía al muchacho, pudo más que su enojoso comportamiento habitual.

-Es un libro – contestó

-¿qué es un libro?- fue la obvia pregunta, siendo total desconocedora de su existencia.

-Un libro es una sucesión de hojas escritas sobre personajes, lugares y situaciones, que alguien plasmara hace mucho tiempo.- clamó el joven, estirándose descaradamente.

¿Tú puedes escribir en él? Preguntó, recuperando su arrogancia inicial.

-En este no, pues ya está completo. Pero en cualquier otro, claro que sí –

¿Podrías escribir mi historia?, soy la más bella del reino y creo que se debería plasmar mi belleza en un libro de esos.- dijo, buscando de reojo, poder mirarse en el estanque.

-Podría hacerlo, pero si yo escribiera sobre ti, lo haría sobre lo que ven mis ojos, y no sólo lo que tú dices ver- sentenció, a tenor de lo que creía se le avecinaba.

-¿Tú no ves mi belleza?- Preguntó indignada.

-No- respondió simple y claramente.

-Pues debes de ser ciego entonces- admitió, buscando nuevamente su reflejo.

-No soy ciego, lo que intento explicarte sencillamente es que mis ojos no ven las cosas como la ven los tuyos- replicó rápidamente.

Pues ¿puedes decirme que ven tus ojos de mi que yo no haya visto antes?- preguntó enojada por el descaro del joven y la incertidumbre que había creado con su comentario.

-Yo veo a una estúpida y remilgada niña que no hace otra cosa que mirarse en las aguas de ese pequeño estanque, viviendo tras unos tristes muros que acotan el bosque y entorpecen mis paseos matutinos hasta hoy-

El rostro de la pequeña Rhania cambiaba de color espontáneamente antes de gritar. – ¿pequeño estanque? Mi padre me ha asegurado que es el mayor que conoce-

-Ya, pero comparado con el río, ese estanque es ridículo-

-¿Un río?, ¿dónde?- preguntó cavilando la posibilidad de ampliar el espacio donde seguir admirándose.

-Cerca, tras esos muros, no muy lejos- contestó, mirando surgir un brillo inusual en sus ojos de niña.

-¿Tú te miras en él? Consultó presurosamente.

-No, yo me baño en él. No me hace falta mirarme, ya sé como soy-

-¿Y cómo eres, si se puede saber? Preguntó animada queriendo devolverle un poco de su desfachatez anterior.

-Dímelo tú-

-Yo te veo, feo, sucio y desaliñado e impertinente- dijo, esperando que se enfadase mucho.

-Pues ese soy yo visto por tus ojos. Ratán-

Y, hábilmente trepo hasta el árbol más cercano del muro para desparecer tras de él.

La pequeña Rhania, corrió hasta Palacio preguntando a todos los que se encontró, ¿qué veían al mirarla?, obteniendo tantas respuestas diferentes como personas consultó. Y tras bajar de nuevo hasta el estanque dijo abatidamente.

-Que pena que tú no puedas hablar, estanque mío-

Y la pequeña Rhania se quedó pensando en la posibilidad de que otras gentes pudieran pensar como aquel joven, decidiendo no salir nunca de entre aquellos muros... por si acaso.


Sergio Suárez Hernández

martes, 18 de noviembre de 2014

Las riquezas del alma


Cuentan que en unas tierras lejanas, vivía un hombre inmensamente rico. Una casa casi palacio, muchos sirvientes casi cientos, joyas y ropajes fastuosos, jardines suntuosos, mujeres hermosas y muchas personas a su alrededor, muchas; todas se decían ser sus amigos.

Nadie a ciencia cierta sabía el origen de su fortuna. Lo tenía todo, la Riqueza que da poder y el Poder que solo la riqueza pude dar.

Su secreto radicaba en que un día, de pequeño, junto con un amigo de correrías, mientras jugaban explorando en las afueras del pueblo; en un bosquecillo frondoso y florido, encontraron un pozo natural escondido entre el follaje tras de unas piedras derruidas. Riendo y felices por su hallazgo, se les antojó lanzar piedras al fondo del pozo, como suelen hacer los chiquillos a cualquier pozo que se les cruza en su camino. ¡Más menuda sorpresa! Con los brazos en alto y antes de poder soltar la primera pedrada… Una dulce voz, les advirtió diciendo:

¡NO ME HAGÁIS DAÑO PEQUEÑITOS! ¡NO VEIS QUE ESTOY INDEFENSO Y NO OS HE HECHO NINGÚN DAÑO A VOSOTROS!

Como asustados cervatillos, corrieron a esconderse tras el árbol de roble más cercano que hallaron. Asomando las cabezas uno sobre otro y con las piernas doblándose en medio de sendas temblorinas, miraron para saber de dónde provenía aquella voz. Antes de poderse recuperar del susto primero, la voz volvió a sonar diciendo:

¡VENID! ¡ACERCAOS! ¡NO TEMÁIS! LOS HE VISTO TODO EL DÍA CORRIENDO, JUGANDO Y RIENDO TAN FELICES COMO DOS HERMANOS, SU AMISTAD ES INMENSA Y SINCERA. ¡EN PREMIO A TAN HERMOSA AMISTAD, OS CONCEDERÉ UN DESEO A CADA UNO! ¡NO DEBÉIS NOMBRARLO! SOLO PENSADLO EN SU CORAZÓN Y OS SERÁ DADO EN UNA SEMANA, A PARTIR DEL ALBA PRÓXIMA A LLEGAR.

Hacía ya cincuenta años desde aquel suceso, el hombre rico ya ni lo recordaba, solo sabía en su corazón que nunca se había sentido verdaderamente feliz. Durante su vida había viajado, conocido los lugares más hermosos de la tierra, había capturado todas las especies exóticas conocidas, etc. Se preguntaba a diario ¿cómo era que no podía ser del todo feliz….?

Había escuchado sobre un hombre pobre de la aldea, al que la gente apodaba “EL HOMBRE FELIZ”. Pensó que él tendría la respuesta y mando por él.  Al presentarse el hombre pobre, el hombre rico se encogió de hombros con cara de decepción, pero al acercarse a él, le pareció reconocer al hombre. ¡Era aquel pequeño con el que tantos momentos felices había pasado en su infancia! Y al que dejó de ver pasada una semana después del maravilloso hallazgo en el bosque.

Al cuestionarlo sobre su condición económica y la causa de su felicidad, de esta manera:
¿POR QUÉ NO PEDISTEIS RIQUEZAS PARA NO SER POBRE? ¿CÓMO ES QUE VIVÍS ASÍ Y AL MISMO TIEMPO SOIS TAN FELIZ QUE TODO EL PUEBLO OS AMA? NO LO ENTIENDO, ¿QUÉ PEDISTEIS ESE DÍA?

A lo que el hombre pobre respondió:

TE PUEDE PARECER QUE YO SOY POBRE, PERO EN REALIDAD TAMBIÉN SOY TAN RICO COMO TÚ.  MI OFICIO DE CARPINTERO ME ALCANZA PARA MÍ Y MI FAMILIA. ES LO QUE SÉ HACER, LA ENSEÑANZA DE MI PADRE.

YO, MI AMIGO ESCRIBO POESÍA Y LA GENTE A MI ALREDEDOR SE ACERCA PARA OÍRME RECITARLA. HE DISFRUTADO CADA SEGUNDO DE MI VIDA DESDE AQUEL DÍA Y NO ME ARREPIENTO DEL DESEO QUE ME CONCEDIERON AQUEL DÍA.

¿ME PREGUNTAS QUÉ PEDÍ?  SOLO PEDÍ SABIDURÍA PARA VIVIR LA VIDA QUE ME HA TOCADO VIVIR Y PODER ENCONTRAR LA FELICIDAD QUE TIENE ESCONDIDA PARA MÍ CADA EN NUEVO DÍA.

A partir de ese día el hombre rico comenzó a buscar su felicidad, ya no en sus riquezas, sino en su vida diaria. Ambos fallecieron el mismo día a 90 años del hallazgo y se fueron tan felices como lo eran aquel día.

….CADA QUIÉN TIENE SU PROPIA RIQUEZA Y LA SABIDURÍA PARA DISFRUTAR LA VIDA Y PODER SER VERDADERAMENTE FELICES…


AUTOR: Carlos A. Suárez G.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Trampantojo


Las tengo a todas delante de mí
cual entrenador viejo las motivo
explico la táctica y la estrategia
lo que quiero de cada una de ellas
a unas llevar el peso del partido
a otras apoyar a sus compañeras
estar prestas a la ayuda y al auxilio

Empieza el juego

Escupo negro sobre blanco
deambulan por el terreno de juego
algunas se asocian en un te quiero
otras en nombres de flores
de mares
de sueños
de humores
en deseos de eternidad
de lo perenne dentro de lo finito

Me distancio para ampliar el campo de visión
lo que veo no me gusta
aso con firmeza el pasquín
lo arrugo y encesto

Decido tomar el mando
las agarro por las solapas y las zarandeo
las desordeno
estrujo y amenazo
último intento

¡Vuelvan al ruedo!

En el primer capotazo se unen la maternidad
y el agradecimiento sincero
con las verónicas y el farol aparecen las promesas
todas iguales
de futuro ciertamente incierto
copias de copias
estocada fallida
faena baldía
el público se levanta en silencio
ni humo de puros
ni volar de pañuelos

Arrío la bandera
encesto de nuevo
simplemente cuando te vea
en los labios un beso


AUTOR: Juanje Frayfregona

viernes, 14 de noviembre de 2014

DOS VERDADES: NACER Y MORIR



Querida amiga:

Estás sufriendo, lo sé, y yo contigo. No sé por qué razón nos cuesta tanto aceptar las únicas verdades de la vida, nacer y morir.

Compartir con los seres queridos que acuden a nosotros para cobijarse cuando esperan la muerte de forma inminente, máxime cuando la sienten como enemiga que viene a arrebatarles el alma y se aferran a la vida, alargando su agonía, es un sufrimiento para el que no solemos estar preparados, los unos, ni los otros.

Me entristece sentirte sufriendo tanto. Sé por experiencia que son momentos de continuo titubeo entre lo que se debe, se puede, es mejor o peor, sin llegar a conclusión válida alguna, porque cuando no se ha vivido la experiencia, no se sabe cómo afrontar la situación, e incluso, habiéndola vivido, tiene connotaciones tan diferentes que limitan el uso del aprendizaje adquirido. 

El momento más cercano al final de la vida de un ser querido es muy doloroso y nuestra mente se resiste a asumir el duro sufrimiento que conlleva. Por momentos, parece que se raja el alma, que te revienta la cabeza, que te explota el corazón...Y corres de un lado a otro por laberintos que llevan ineludiblemente a un mismo lugar, cargado de pena e impotencia, donde consuela nada, donde hasta el llanto sobra, donde el silencio grita, donde la esperanza se agota y, llegado el momento justo, el tiempo parece eternizarse, la vida se desborda y se pierde. 

Y, casi siempre, te reprochas que algo se pasó por alto, estando atenta.
Y, casi siempre, te reprochas no haber dicho algo que deseabas haberle confesado.
Y, casi siempre, te reprochas que fueron pocos besos, abrazos; escaso todo.
Y, casi siempre, te reprochas que ocurriera cuando menos esperabas, esperando.
Y, casi siempre, te reprochas que faltaba alguien importante que olvidaste avisar.
Y, casi siempre, te reprochas no haberte dado cuenta del momento justo, estando alerta.
Y, casi siempre, te reprochas cómo se ha desenvuelto todo sin enterarte casi.

Todo parece nada, aunque te hayas vaciado y, te sientes tan perdida como el mismo consuelo, que debería estar abrigándote el frío, pero no se encuentra. 

Amiga, decirte que intentes evitar los, a veces inevitables, ”Y, casi siempre” para que, cuando ocurra el desenlace, puedas desahuciar pensamientos que suelen asaltar juzgando lo que podrías haber hecho y no hiciste. No desfallezcas, ten paciencia, exprésale el amor que salga de tu alma, abrázala, bésala, dale la mano, acaríciala, tócala, cuídala, mírale a los ojos, escucha sus respuestas, aunque sean calladas, respira sus silencios…Pregúntale qué quiere y dale si puedes lo que pida. Piensa en cada instante que son sus últimos deseos; su despedida. Después, sólo queda rezar.

Por último amiga, deseo que tu madre descanse en la misma paz que quede amparando a tus hijos, a ti y al resto de familia. ¡Ánimo amiga, es parte de la vida!

Abrazos muy, muy fuertes, de alma a alma, Menchi


AUTORA: Menchi Arbego

jueves, 13 de noviembre de 2014

El cuarto de pensar



Para entrar en el Reino de los Cielos se necesitan cumplir dos requisitos muy estrictos: haber sido una buena persona y estar bien muerto. Adrián Bonaventura, había cumplido con el 99% del primero y el 100% del segundo.



Obviamente quería entrar pero, al llegar a sus puertas, el ángel que lo recibió le expuso las dudas que tenían sobre ese 1% que lo hacían, de momento, no merecedor de poder sentarse a la vera del creador.

-“Su expediente tiene defectos”-, le explicaron, mientras detrás de él se iba acumulando una breve cola de anodinos rostros.

Al mismo tiempo que hay Cielo, por supuesto, hay Infierno. En éste no hace falta haber sido una mala persona en su 100%. Basta con serlo y punto. Lo de estar muerto sí, pero es obvio que tampoco es requisito indispensable, ya que hay gente viva que sufre un infierno cada día.

Esperando frente a sus puertas, al contrario que en el Cielo, se acumulan una ingente cantidad de almas listas para entrar, en lo que se podría describir como la acampada de Woodstock o la entrada a un derby de fútbol. Pero claro, el orden de gobierno de las almas de los muertos tiene sus recursos y reserva para estas, como las de Adrián, un tercer lugar donde debe esperar la decisión definitiva.

Según la teología católica, el LIMBO es el lugar donde dichas almas esperan ser acogidas en el Cielo o relegadas definitivamente al infierno. Donde debes reflexionar sobre los actos realizados en vida. Un lugar íntimo y tranquilo donde hacer balance de esa savia que nos dan en un mundo lleno de contradicciones e inseguridades. Un lugar sin prisas, pero, también, sin descanso.

Y allí mandaron a Adrián a valorar su vida, recordando cuando de niño tiraba piedras a los cristales de la abandonada iglesia de su pueblo, o cuando con trece años rompió el corazón de Rosita. Razonando sobre su carácter orgulloso y tajante sobre cuestiones tales como la familia que nunca tuvo, las personas que, por cuestiones partidistas, le hicieron perder su trabajo, obligándole a redirigir su camino, decidiendo no volver a encontrarse en igual situación.

Y, en aquel lugar placido, pero inquietante, se enfrentaba a una comisión intermitente, de estos ángeles, donde le escuchaban, en silencio, argumentar el porqué de esos actos que él consideraba motivo por el cual esperaba en esa especie de “cuarto de pensar” en una indescriptible oscuridad en el que lo mantenían y en el que sentía verdaderamente muerto. Y luego de tomar sus notas, desparecer.

En las primeras sesiones expuso, y pidió perdón, por todo lo que creía había hecho de malo en su vida. Haciendo hincapié, por su puesto, en lo bueno, fiel reflejo de su carácter comunicativo. En las siguientes, la sinceridad, pos soledad obligatoria, le llevó a abrirse y relatar su acérrimo odio hacia los inmigrantes que le habían robado su trabajo, pero recalcando, que sólo lo sentía en su interior, que nunca haría nada malo a nadie, por mucho daño que hubiera recibido.

Dichos ángeles no decían nada, sólo anotan y marchan, obligándole a reflexionar inclusive sobre sus propios arrepentimientos actuales, su nueva forma de ver los actos cometidos: esos que él no diera nunca el valor que tenían verdaderamente para acometer su inalcanzable entrada al paraíso.

En las últimas sesiones, vacío de arrepentimiento, sólo albergaba preguntas: ¿por qué?, ¿cuánto tiempo?, ¿he sido tan malo?

Y, tras ellas, pasando por los estados lógicos y obligatorios de una persona a la que dan un lugar donde recapacitar, volvieron los ángeles.

–Ahora que tu periodo de descarga emocional ha concluido, podemos decirte la razón por la cual estas aquí. ¿Conoces a una mujer llamada Amalita?

El inanimado corazón de Adrián, pareció intentar volver a palpitar, mientras, ahogadamente, les explicó que la conocía.

-Sé quién es…., Está muerta.-

-Sí, ya descansa con nosotros. Su corazón ya ha abrigado la paz.-

Las palabras ya no fueron necesarias. En su mente apareció su figura, calada de pies a cabeza, intentando que alguien la llevara.. que alguien la alejara de aquel pueblo, muerta de frío al borde de la carretera. Y volvió a ver sus ojos desesperados bajo el vendaval de aquella triste noche de noviembre, intentar hacerle comprender que le necesitaba, sin que él le echara cuenta, mientras su figura se desdibujaba en el cristal empapado de agua.

-Sí, Adrián, esa es tu culpa, la que nos obliga a retenerte hasta que enmiendes todos tus actos. La cual, ni siquiera haz llegado a interiorizar.-

Y Adrián volvió a abrir los ojos, y volvió a ver la luz del día, y ni el calor de su cama pudo retener su inquietud interior, al levantarse y dirigirse hasta el salón, para volver a coger el periódico del día anterior y releer la noticia de la muerte de Amalita.

“Hallada muerta en las cercanías de San Justo una mujer de procedencia Nigeriana. Se especula sobre su posible asesinato, obtenidos los primeros indicios. La joven, preguntados los vecinos de éste pueblo, ejercía la prostitución para mandar dinero a su pobre y desarraigada familia en el Campo de Refugiados de Baga”

Y Adrián lloró amargamente y desconsolado, por no reconocer en él un buen candidato para tocar las puertas de Cielo.



Sergio Suárez Hernández

miércoles, 12 de noviembre de 2014

¿Qué sucede cuando morimos?




Es como una nube en el cielo, cuando la nube ya no esta, no significa que haya muerto, ella continúa en otras formas, en lluvia, nieve o hielo, así que uno puede reconocerla en sus nuevas formas. Si amas con toda tu vida a una nube hermosa y ya no esta más, no deberías estar triste, tu amad@ nube pudo haberse convertido en lluvia, llamándote; ¡cariño!, ¡cariño!, ¿no me ves en mi nueva forma? y entonces no serás golpead@ por la pena y la desesperación, tu ser amado continúa siempre, y la meditación te ayuda a reconocer su presencia constante en nuevas formas. 


Nuestra naturaleza es sin nacimiento y sin muerte, la naturaleza de la nube también. Una nube no puede morir nunca, una nube puede volverse nieve, granizo, lluvia... para una nube pasar de 'ser' a 'no ser' y eso es verdadero para tu ser amado. Ella no ha muerto, ella continúa en muchas formas nuevas y uno puede mirarla profundamente y reconocerla en uno y alrededor de uno.



AUTORA: Loly González Marrero

martes, 11 de noviembre de 2014

Petición



Si al escuchar mi lamento
De tu altar, Bella Diosa,
Donde tu eternidad reposa
Te dignaras bajar un momento.


Importunarte no intento,
Tan solo quería alabarte,
Con este verso de mi parte
Hoy, que a ti me presento.

Dando voces a ti clamo,
Diosa de eterna sabiduría,
Puedes llenarme de alegría
Al responder cuando te llamo.

Una vez al día es lo que pido
¿Es mucho pedir acaso?
Y solo pido de paso,
Un beso, un abrazo de a perdido.

¡Ya es noche de alabanza!
¡Hoy has oído mis ruegos!
¡No habrá lamentos nuevos!
¡Tu atención me ha dado esperanza!


AUTOR: Carlos Arturo Suárez García

lunes, 10 de noviembre de 2014

El cementerio de los "BUENOS" y de los "MALOS"


Son las cinco de la madrugada, un frío de los que... ¡hasta los muertos lo notan!
-¿Cargamos ya el coche? -me comenta el ayudante.
-No, espera a que llegue la familia, son puntuales, -le respondo, no tardan en llegar.
A las cinco y treinta minutos aparecen cinco vehículos de diversas marcas cargados de gente...
Se aproximan al depósito en completo silencio, sólo se escuchan los tacones de algunas de las mujeres que acompañan a los familiares, al pisar aquellas baldosas de las escaleras, baldosas mojadas  por la escarcha del rocío de la noche.
Llegados a la puerta del depósito, guardan silencio hasta la llegada del Sacerdote y del monaguillo para rezar el responso correspondiente.
Terminado el acto religioso, los familiares cargan el féretro hasta el coche fúnebre, lo depositan con todo el cuidado sobre el raíl de guía y es introducido lentamente dentro del arcón de cristal.
Se introducen dentro del coche fúnebre cuatro coronas, dos a cada lado, y una cruz de claveles blancos sobre el féretro.
Damos a los familiares las instrucciones a seguir a partir de que el coche fúnebre abandone el recinto y comience el recorrido hasta el cementerio de la localidad de destino.
El camino es largo, por lo que se comunica que la velocidad será moderada,  con dos paradas técnicas obligatorias: la primera, a cien kilómetros  desde la salida, (breve descanso y repostar el vehículo), y la segunda, antes de la entrada al pueblo, para colocar las coronas por fuera del coche y hacer el paso lento como suele ser costumbre, para que los amigos y familiares acompañen al coche fúnebre andando, por las calles del pueblo.
Se acuerda que los familiares hagan dicho recorrido a su aire, es decir, si quieren ir detrás del fúnebre o adelantarse al pueblo y preparar la llegada.
Es muy emotiva la escena de los familiares al dirigirse a sus coches; pasan signándose ante el fúnebre y dando besos volados!!!
Puestos en marcha a velocidad lenta, salimos del recinto en el más absoluto silencio de los presentes, sólo se escucha el ronroneo del motor y las ruedas pisando la gravilla del camino.
Nos acompañan los familiares en sus coches, detrás del fúnebre hasta la salida de la ciudad y ya en autovía, algunos se adelantan y sólo dos vehículos de los familiares más allegados al difunto, nos acompañarán durante todo el recorrido previsto.
Llegados a la primera parada establecida, (repostar combustible y tomar un tentempié), siendo ya las ocho de la mañana, descansamos unos minutos y emprendemos la marcha...
Es impresionante la reacción de las gentes de los pueblos por los que tenemos que pasar; al ver el cortejo fúnebre pasar ante ellos, unos se arrodillan, otros hacen la señal de la cruz, otros agachan la cabeza en señal de respeto. ¡¡ Impresionante !!
Llegando casi al destino, a unos quinientos metros antes de la entrada en el pueblo, a nuestra derecha vemos  una explanada cerca de la carretera, hacemos la parada para colocar las coronas por fuera del coche fúnebre y retomando la carretera, ya llegando al pueblo, es curioso ver la cantidad de gente que nos esperaban; todos en silencio, con flores blancas y velas blancas en las manos y haciendo un pasillo por el cual hemos de pasar.
Aminoramos la marcha para que los amigos y familiares llegados a ese punto, todo el pueblo,  al paso del fúnebre entre ellos, vayan signándose y lanzando las flores sobre el cristal del arcón...
Es impresionante, difícil de explicar, emotivo, muy emotivo ver a esas personas arropando a la familia del difunto en esos duros momentos que están pasando y más aún porque el  difunto es un niño de dos añitos que ha muerto a consecuencia de una larga enfermedad en el Hospital.
Llegados al cementerio, el coche fúnebre queda parado en la puerta; los familiares llevan el pequeño féretro blanco hasta el nicho donde recibirá cristiana sepultura.
Antes de la salida del cementerio, nos percatamos de un pasillo de nichos de adultos; es curioso el pasillo,  pues hay más nichos a la "izquierda" que a la "derecha"...
Preguntamos al sepulturero del cementerio el por qué de ese pasillo, y la respuesta fue:
 Aquí enterramos a los "malos" a la izquierda y a los "buenos" a la derecha; de ahí que haya más nichos a la "izquierda" que a la "derecha"!

Como es de "prudencia y respeto al Santo lugar", omitimos el nombre de la población, no sea que se enteren del relato y llegado nuestro "momento" no entierren en el lado "izquierdo".  FIN.

AUTOR: Javier María Martí Martínez